top of page

LITERARUTE & TRAVEL

Blog literario y cuaderno de viaje de Josefina Carrera Schisano

En este espacio encontrarán nuevos (y no tan nuevos) intentos frustrados de escribir... Un pequeño desgarro de mi pasión literaria y mi adicción por recorrer cada rincón del mundo. Sumo más de 35 países visitados así que espero que mi experiencia sea de utilidad. Actualmente me encuentro escribiendo mi segunda novela. ¡Gracias a todos por su tiempo!

Home: Welcome
Home: Blog2
Search

Incierto

  • Writer: Josefina Carrera Schisano
    Josefina Carrera Schisano
  • Jan 8, 2023
  • 4 min read

EPISODIO 01


- “Fue un fin de semana increíble”, le cuento, pero mi mirada me delata.

- “Dime la verdad, Fran. ¿Pasó algo?”, pregunta, y se me encoge el estómago. “Se nota que hay algo que no quieres decirme”, profundiza, y aprieto los dientes para no largarme a llorar.

- “Tranquila, esta vez es distinto” declaro intentando convencerla, o convencerme. “En serio, todo fue perfecto, se nota que realmente le importo”, y le sonrío, pero mi mirada vacía dice algo absolutamente distinto, es más, todo lo contrario. “Me quedaría a contarte los pormenores pero debo irme ya, y lo sabes”, le digo tajantemente mirándola a la cara, sin mover un musculo.

- “Maldita trabajólica, está bien”, gruñe, “pero el jueves no te libras de darme todos los detalles”. Y suaviza por fin la mirada, entregándome un poco más de paz porque no podría soportar un sermón más por el día de hoy. “Te quiero, Fran. Y quiero que te quieras, también. Sólo dedícate a brillar un rato, vale? Nos dejes que nadie, quienquiera que sea, apague tu luz”, me dice mientras me agarra como con un cariño genuino, de esos que sólo hermanas que se quiere de por vida pueden llegar a tenerse. Y, entonces, no puedo evitar soltar una de las lágrimas que tenía agarrada con todas mis fuerzas para no dejar caer.

- “Gracias, amiga, lo necesitaba.”, me despido en medio de un abrazo apretado y un beso en la cabeza, pues mi amiga medía casi la mitad que yo. Y me largo de ahí.



EPISODIO 02


Es la primera vez que llego conduciendo al trabajo, y es en el auto que había soñado tener toda mi vida. No es que me importe demasiado, la verdad, pero me emociona creer que mis padres sí habrían estado orgullosos, de seguro… No por nada mi padre había dedicado su vida a los autos, supongo. Aunque, pensándolo bien, ya había tenido la oportunidad de estrenarlo este fin de semana, mientras me pasabas la lengua por el cuello y yo conducía y de reojo te agarraba ese paquete, duro, exquisito, delicioso…

- “Ya, basta!”, grito para mí misma en voz alta, mientras me sonrojo. “Olvídate de ese hueón un rato, abúrrete”, y enciendo la radio.

Y el trayecto se me pasa volando, literalmente, porque últimamente ando como levitando. Estaciono el 911 en la plaza que tiene mi nombre y miro la hora; hoy también es la primera vez que llegó puntualmente a trabajar, quién lo diría. Agarro mis bolsos y el delantal del asiento del copiloto y me encuentro con una sorpresa: tus lentes de sol como observándome desde el piso. Los recojo con cuidado y me los pruebo y, a diferencia de ti, me quedan horribles… Es como si los hubieran fabricado a tu medida. Los guardo en la cajuela y me bajo del auto, tratando de sacarte de mi cabeza para entrar en el personaje que debo adoptar ahora. Maldito seas.

- “Buenos días doctora, cómo estuvo su fin de semana?”, me preguntan a coro, sin realmente esperar una respuesta.

Y en un tic tac del reloj, nos ponemos todos a trabajar.

EPISODIO 03


Estoy sentada en la terraza de mi habitación de hotel con una taza en la mano que antes contenía un poco de mi té favorito, del cual ahora no queda nada. Extraño a mi perro, quien debe pensar que he muerto o que lo he dejado abandonado en casa. Miro mi celular, nuevamente, y no tengo ningún mensaje, ninguna llamada perdida. Y ya van 3 días así.

Siento el corazón en la mano, latiendo acelerado, como advirtiéndome que en un breve instante se iría a quebrar.

Dejo la taza en la mesa, la que ahora volvió a llenarse pero no te dé, sino de las lágrimas que escurren por mi cara como una niña pequeña que llora compulsivamente sin poderlo controlar. Me duelen los ojos de tanto llorar.

Me recuesto en la cama y enciendo la tele. Ya no me quedan películas nuevas por ver y son las 4 de la mañana en este huso horario, por lo que decido volver a apagarla y tratar de dormir. Cierro los ojos e intento no pensar en que parece que es demasiado difícil quererme y demasiado fácil dejar de hacerlo. Hago todo el esfuerzo del mundo para no darle mil y una vueltas a la idea de que quizás estoy maldita, porque alejo de mí hasta quien parece tener mis mismos valores, aspiraciones e inquietudes. Trato con todas mis ganas de olvidarme de su cara y de los momentos bonitos, porque solo me da más pena pensar que fueron parte de un muy breve cuento de hadas que terminó rápidamente en una pesadilla. Me reconforto pensando que quizás se viene algo mejor para mí, que no hay mal que por bien no venga, pero que aún no lo entiendo. Me digo, entre sollozos, que este cuerpo y este corazón han soportado peores golpes, pero la verdad, nunca nadie se acostumbra a decepcionarse tanto de quien está en lo más arriba.

Hay demasiado espacio para mis sentimientos en esta cama tan grande.

Tal vez por eso odio dormir sola.



07/01/2023 - Josefina Carrera Schisano



 
 
 

Comments


Subscribe

Home: Subscribe

CONTACT

Thanks for submitting!

Home: Contact

Santiago, Santiago Metropolitan Region, Chile

  • instagram

©2018 by Josefina Carrera Schisano

bottom of page