La Bella sin Bestias
- Josefina Carrera Schisano
- Jan 7, 2021
- 2 min read
Érase una vez, en un pueblo no tan lejano como nos gustaría, una princesa a la que le romperían el corazón, en pedacitos.
¿Cuántas Bellas hemos conocido a lo largo de nuestras vidas?
Unas cuantas, por lo menos, pues esta historia a todos nos suena repetida.
Y es que Bestias las hay de sobra, en cada plaza, en cada esquina.
Después de cientos de sábanas y tazas de café compartidas, nuestra Bella cayó en la cuenta de que, a cierto príncipe, una cola le salía.
Cuan lobo feroz, hasta su boca y ojos desconocía.
Después de meses, una fantasmagoría.
Una careta que por fin se le desprendía.
Bella, a diferencia de la mayoría, decidió convertirse en la villana del cuento, a los ojos del Reino, a plena luz del día.
Y como arte de magia, una mañana, se le presentó una noticia:
La Bestia se había transformado en sapo…
¿Quién lo diría?
Y es que en estos días, las Brujas no se suben a escobas, cariño.
Hasta los trapos más sucios se estilan.
Y como un montaje, una puesta en escena,
Se descubrió que el bestiaje no era más que una mera inventiva...
¡Qué ironía!
Día tras día, al sapo se le fue cayendo el pelo y creciendo la barriga....
Se debe haber atragantado con sus leyendas, de tanto repetirlas.
Es que le era imposible contener su mitomanía.
Resbalaban de su boca, como si se trataran de risas.
Una noche estrellada, la princesa salió a bailar con amigas.
“Cuidado con el lobo”, escuchó toda la noche, ya aburrida.
¿Quién necesita llamar así, a las malas vibras?
De pronto, lo vio pasar de largo y se dio cuenta de todo el peso que traía…
Una mochila cargada de piedras y mentiras.
Desde aquel día, la poderosa Bella comenzó a confiar en el valor que tenía.
Una odisea que sólo un bruto no atesoraría.
Cansada de cuentos y fantasías,
Se convirtió en cazadora,
Sin Bestias ni príncipes.
Feliz y gozadora,
Para siempre.
06/01/2020

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