La Bailarina

          Inquieta. Esa era la etiqueta que portaba mi nueva compañera de curso al vestir, hablar, mirar, oler, sentir, danzar y quizás quien sabe qué otras tantas cosas más. Una mañana, por andar distraída como de costumbre, la vi rodar por las escaleras del metro. Nunca me había dado cuenta, hasta verla en el suelo patas pa’ arriba, que de sus zapatillas se asomaban serpientes enredando sus piernas. No pude evitar mencionarle que en el Sur bailamos con una melodía más lenta y que, en vez de problemas, son raíces las que nos amarran al suelo para no salir volando.

15/04/2018

Santiago en 100 Palabras (2018).